viernes, 28 de noviembre de 2014

Si no cuidas de tus clientes...

Recuerdo como si fuera ayer aquellos días de mi niñez, en mi pueblo (ejemplo de la España profunda), cuando iba a la Caja de Ahorros con mi madre. No sé exactamente si el motivo de la visita era retirar dinero -supongo que sí- u otro, pero jamás olvidaré lo solemne de la acción.
Tenía yo ocho o nueve años, y tenía que vestirme con la ropa de los domingos. Había que ir elegante (¡?) por la importancia de la visita.
Era en el entonces Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, hoy legalmente Kutxa, pero comercializada en Andalucía bajo el nombre de CajaSur. Aquello era más que un banco, y la relación entre "banquero" y cliente era mucho más que eso porque además de vecinos (en un pueblo de unos 500 habitantes), todo el mundo era conocido, amigo, confidente, asesor...
Siempre se tenía en gran estima al banco pero principalmente por lo apañao que era el único trabajador-director que tenía. Era el Jaén rural de los años 80, con sus defectos, pero también con sus virtudes -entiendo- como esta.
Mi madre abrió aquella cartilla en el año 1970. Antes de ayer la canceló. Han sido 44 años de relación comercial que han pasado a mejor vida. La oficina del pueblo ya no es lo que era porque el operario de entonces ya se jubiló, y hoy día la cosa se ha limitado a poner un cajero automático y abrir la oficina un par de días a la semana, y solo durante unas horas.
Mi madre hace tiempo que no visita aquel lugar. El residir en Jaén le ha obligado a tratar con otras oficinas y otros operarios. Se ha pasado del cajero-amigo-cliente a la relación comercial más despiadada donde no se tiene en cuenta ningún elemento subjetivo. Solo vale ganar dinero, y al cliente no le queda más remedio que pasar por el aro.
Han pasado de Don Francisco, a Paquito... y entiendo que tampoco es eso. Como en todos los ámbitos de la vida, en el término medio está la virtud. Sobre todo, amigos banqueros, desde que en la población caló aquella máxima aplicable a los empresarios de "Si no cuidas de tus clientes, otro lo hará por ti". A mi madre le ha costado trabajo, pero antes de ayer acabó entendiéndola.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Objetivo Murcia (y III): el colmo

No solo no acabé muy bien mi participación en el reciente Maratón de Murcia, sino que la cosa fue bastante mal.
El lado turístico del viaje fue muy bueno, pero el deportivo resultó desastroso. Quería hacer mi mejor marca en un maratón, y sin embargo logré la segunda peor, y no fue la peor por poco. Lo pasé tan mal en los últimos 14 kilómetros, que como sabéis incluso me replanteé incluso participar en los siguientes retos que tenía marcados en mi calendario.
Como algunos me habéis dicho, fue un calentón que se olvidó pronto, y ya estoy otra vez rodando. Pero hoy el correo me ha traído una mala noticia. Parece que este Maratón de Murcia tenía, en lo que a mí se refiere, una especie de maldición, o algo así.
Me ha llegado una multa. Vaya tela!!!. Pasé a 115 km/h en una zona limitada a 90. Reconozco que me dio la sensación de que me habían multado, pero pensé que me equivocaba como ya me ha ocurrido en ocasiones anteriores, y la sensación quedó finamente en nada. Pues no, ahora ha llegado la multa. La primera multa que me ponen en mi vida, y ha sido como consecuencia de este nefasto Maratón de Murcia. 
¿Pueden salir las cosas peores?. Bueno... mejor me callo, pago mañana los 50€, y me olvido no vayamos a que el Destino me de otra sorpresita. 

domingo, 2 de noviembre de 2014

Objetivo Murcia (II): gatillazo supremo


Lo mío, hoy, ha sido casi de juzgado de guardia. Sabía que podía salir mal, pero ¿¿¿¿TANTO!!!!.
Afrontaba el Maratón de Murcia con la intención de hacer ni mejor marca aproximándome a 3h y 25 minutos, y sin embargo he hecho la segunda peor: 3h 54 minutos y pico... y gracias.
¿Sabéis de qué me he ido acordando gran parte de la carrera?. De eso que tanto digo de que "hay muchos que cogen muchos kilos de aceituna, por las noches, en la barra del bar. Pero cuando van al día siguiente al tajo, la cosa cambia". Eso es precisamente lo que me ha pasado a mí.
Tras un largo meditar y llegar la conclusión de que me sería imposible acercarme ni siquiera a las 3h 15' deseadas, opté por seguir el globo de las 3h30', pero vaya suerte la mía que, pese a estar anunciado por la normativa, fue el único que no ha habido. Nada, me pongo a mi ritmo rondando los 4'55" por kilómetro, y seguro que lo consigo.
Empiezo bien y saliendo adelante porque si apenas hay 1.900 participantes. Me siento bien, muy bien, y tengo incluso que esforzarme para no ir más rápido de lo previsto. Todo según lo previsto, paso la media maratón en 1h44' y unos segundos. La idea era hacer precisamente eso para, llegado ese momento, decidir si aceleraba el ritmo en función de cómo me encontraba. Decido seguir así hasta llegar al km 30, pero en el 28 la cosa se pone fea. Voy bien de sensaciones, físicamente no me siento deshidratado -como en ocasiones anteriores- gracias a los geles y a los bidones de sales minerales, pero las piernas no marchan. Lo intento, pero es como si no respondieran a las órdenes que les manda el cerebro. ¿Qué pasa?. A los pocos minutos siento un flato espectacular que ya me acompaña hasta el final. Está claro, ha habido falta de entrenamiento pese a las 17 semanas de preparación y los casi 900 kilómetros recorridos en este tiempo.
Seguí el plan de entreno pero sin añadir tiradas largas de 30 kms, y eso lo he pagado. También -creo- no cumplir los ritmos de entrenamiento. También miraré el GPS que uso porque hoy, al final de la carrera, me ha dado un error de 970 metros; demasiado.
Sigo. Del km 28 hasta el final ha sido un desastre. Empecé sin poder bajar de los 5'/km, seguí x los 6'/km, los 7'/km, e incluso los 8'/km. Incluso en los kilómetros finales tuve que apretar porque corría el riesgo de irme, al final, por encima de las cuatro horas. En ese fatídico km 28, cuando ya sabía que no conseguiría el objetivo marcado ni aproximadamente, me deje llevar; eso, unido a que las piernas no respondían, y tal vez a la desconexión mental desencadenaron la tragedia.
Mi decepción ha sido tal que en estos momentos casi dejaría el atletismo, y pienso en anular las próximas citas en las que estoy inscrito para ver qué hago una vez reflexione sobre el tema.
No obstante, alguien me dijo una vez que las primeras decisiones que tomamos tras una situación... digamos... difícil, nunca es la acertada. Ya veremos qué hago finalmente.
Ha sido mi décimo maratón. Mal aniversario este gatillazo supremo.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Objetivo Murcia (1): Alea iacta est


Una vez más me encuentro en la víspera del gran día. Mañana participo en el II Maratón de Murcia. 
¡Cuánto ha llovido desde aquel pasado 8 de julio en el que empecé la preparación de la carrera de mañana!. Durante 17 semanas me he estado entrenando para intentar mejorar mi mejor marca en la distancia de los 42.195 metros que se encuentra en 3 horas 25 minutos 10 segundos (fue en Sevilla, en febrero de 2012).
Empecé la preparación muy motivado, pero tanto tiempo con la exigencia de estar al 100% se hace difícil, y más aún cuando hay que compatibilizar con trabajo, vida familiar, otras aficiones y obligaciones... Creo que llego en buen momento, pero también entiendo que será difícil rebajar mi mejor tiempo. Ciertamente el plan seguido era para acercarme a 3h15', pero reconozco que es complicado de abordar mañana. En estas últimas horas previas a la carrera defino la estrategia a seguir en carrera, y aunque aún no lo tengo decidido con seguridad, lo más probable es que me ponga en la salida junto al globo de las 3h30' para, llegado al km 30 y verme con fuerzas, tirar para adelante y procurar bajar tiempo en la segunda parte de la carrera. En función de cómo estén las fuerzas, será posible acercarme a mi mejor tiempo, e incluso superarlo... o no. Ya veremos.
En estas 17 semanas de preparación he sólido correr 4 días a la semana, y en total he recorrido 843,6 kms. Mucho tiempo, mucho esfuerzo, mucho sacrificio... Ahí está el gran valor de esta prueba: la exigencia de la preparación que te sirve para abordar otros muchos ámbitos de tu vida diaria, incluida la derrota. 
Atentos al dorsal 867. Mañana os cuento. Alea iacta est (la suerte esta echada).

lunes, 15 de septiembre de 2014

¡¡Feliz Año Nuevo!!

No, no me he confundido de fecha para escribir este Catite, ni tampoco me he colado con el consumo de Alcázar. Se trata simplemente de que hoy es Año Nuevo. Al menos así ocurre en mi caso y en el de muchas personas más de mi entorno; incluso me atrevería a decir incluso de bastante más allá.
El 1 de enero empieza el año, sí pero ¿en qué es diferente el 1 con respecto al 31?. Prácticamente en nada, al menos en condiciones normales. Sin embargo, hoy, 15 de septiembre, mi casa es una locura. Hemos pasado de la tranquilidad de las tardes siesteras y piscineras, con noches de cervecita incluidas, a un auténtico maremágnum.
El niño ya ha comenzado el Instituto, los entrenamientos de fútbol sala, y en la academia de inglés se estrena mañana. La niña también ha vuelto al cole, esta tarde inició el conservatorio, la catequesis llegará pronto, y en unos días... multideporte. Para los mayores, además del trabajo casi al 100% tras la cierta tranquilidad lógica de la época veraniega, la exigencia se vuelve mayor con reuniones de AMPAS e iniciativas extraescolares, estudios, y alguna iniciativa más que, lejos de dejar rentabilidad económica, no solo nos cuesta el dinero sino que además nos enrea bastante.
Lo dicho, un cambio radical tras acostarnos el domingo, 14 de septiembre, y levantarnos ya bajo estrés el lunes, día 15. Me decía hoy un colega en estas lides... "cuánto nos queda que penar hasta el 22 de junio". ¡¡Qué gran verdad, Señor!!.
Menos mal que, entre lo nuevo, también nos quedan ratitos de ocio y diversión con series como la inigualable Águila Roja. No todo va a ser malo.
Lo dicho, ¡¡¡Feliz Año Nuevo y próspero 2014/2015!!!.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Objetivo París (I): dorsal 4937

¡¡¡Sí, sí, sí... Nos vamos a París!!!
Ese fue mi primer pensamiento cuando el pasado martes, 9 de septiembre, conseguí inscribirme en el Maratón de París que tendrá lugar el próximo 12 de abril de 2015.
El plazo se abría a las ocho de la mañana, y la estrategia era -mi cuñado y yo- que cada uno, desde su casa, tener la página web abierta con tiempo suficiente como para ir refrescando y poder conseguir un dorsal ante la muchísima demanda existente. Hay que tener en cuenta que era la única opción que teníamos al margen de los tour-operadores que hacen su particular agosto organizando viajes para este tipo de eventos, con precios altísimos al incluir viajes, hoteles... pero siempre cogiendo por los nuevecillos a los interesados con la golosina de conseguir dorsal fácilmente. Un ejemplo. He pagado por mi dorsal 99 euros. Algún touroperador lo ofrecía a 180€, pero apuntando que, en cuanto se agotaran los que se ponían a disposición del público en general, ellos pondrían aún más caros los que tenían reservados.
Nosotros optamos siempre por intentarlo por nuestros propios medios, y en esta ocasión volvió a salir bien. Fueron unas tres horas de nervios, desesperanzas, incluso en algún momento lo dimos por perdido. Pero al final salió. Fue gracias a mi cuñado, el primero en entrar y conseguir dorsal, para después hacer lo mismo conmigo.
Será mi siguiente maratón internacional al que acudiré con el dorsal 4937. Ahora estamos inmersos en conseguir vuelos y hoteles.... !!!BARATOS¡¡¡, por supuesto, pero lo más difícil ya está hecho.
Muy contento en un primer momento, aunque después de pensarlo fríamente la cosa tiene tintes de locura. Hablamos de abril de 2015, es decir, hoy faltan exactamente 7 meses. Y en este 12 de septiembre de 2014 estoy inmerso en la preparación del Maratón de Murcia (próximo 2 de noviembre) para el que ya estoy inscrito, con hotel reservado, etc, y del que pronto os hablaré. Pero es que, además, tengo previsto correr el próximo 22 de febrero de 2015 el Maratón de Sevilla. En los últimos años suelo participar en dos maratones al año, pero en esta ocasión la cosa se me ha ido un poco de las manos, y en cinco meses correré tres. ¿No es un poco una locura?. Puede que sí, pero lo cierto es que no solo me encanta correr, sino que además esta afición me está permitiendo hacer turismo y conocer ciudades que, de otra manera, quizá jamás hubiera visitado.
Por eso, volvamos al principio: ¡¡¡Sí, sí, sí... Nos vamos a París!!!

jueves, 11 de septiembre de 2014

Des-educación

Los políticos son, al parecer, la razón de que los estudiantes de los países nórdicos tengan tan buenos resultados en los tests internacionales que se realizan. Y lo son porque hacen de la Educación una cuestión de Estado. Eso significa que hay prioridad a la hora de elaborar las leyes educativas, donde el consenso entre los partidos políticos es obligado. Gracias a esta forma de actuar, los sistemas educativos perduran décadas, dan estabilidad a profesores y alumnos, y los resultados son los que son.
Un modelo muy diferente al de España. Aquí parece que hay prisa por llegar al poder para aniquilar la ley educativa que haya puesto en marcha el anterior gobierno, por lo que podemos contar dichas leyes casi por legislaturas. Si a eso le unimos una interpretación diferente en cada una de las comunidades autónomas... apaga y vámonos.
Viene todo esto porque mi hija de 10 años, que ayer tuvo su primer día de clase en quinto curso de Educación Primaria, volvió a casa con los libros de texto. Esos libros que paga la Administración (nosotros), que cede a los niños, y pasan de unos a otros de año a año. En teoría, existe un control exhaustivo sobre los libros, quedando patente en la contraportada de cada uno el nombre de quien los han ido usando cada año... entiendo que con el objetivo de detectar quien los pudiera haber estropeado y, llegado el momento, pedir explicaciones (que los pague, vamos).
Los libros de mi hija no es que estén un poquito estropeados (sus manos son las terceras por las que pasan), es que dan vergüenza ajena. Páginas arrancas, algunas les faltan, pintarrajeados por todas partes con profusión de aparatos reproductores masculinos, subrayados, con anotaciones, las cuentas hechas en matemáticas... Al final, nos hemos buscado la vida, hemos conseguido otros, y esos los hemos devuelto. Al parecer, me dice mi hija que a algún niño o niña le va a venir bien porque éstos (los de mi hija) no son los que peor estaban; había otros mucho más deteriorados.
¿Estamos locos? ¿Ese es el futuro que queremos para nuestros hijos? Hemos pasado de regalar ordenadores portátiles personales en los colegios a utilizar como manuales libros más propios del tercer mundo.
¿Sabéis una cosa? Seguramente sean los políticos los responsables de estas situaciones, pero creo que somos los padres, las madres... los ciudadanos quienes, con nuestra actitud de permitir tales formas de actuar, tenemos la culpa en última instancia. 
Porque esto que aquí digo sobre la Des-Educación en nuestro país lo podemos extrapolar a otros ámbitos. ¿Verdad?. Pues eso.

domingo, 24 de agosto de 2014

Bye, bye, Vietnam!!!


Dicen los entendidos que el arte de hacer reír es de los más difíciles que existe. Por eso mismo hay que valorar en su justa medida a aquellos que con su ingenio y trabajo hacen que nuestra vida sea un poquito más divertida, o al menos que encontremos esos momentos para la risa que tanta falta nos hace.
¿Habéis intentado alguna vez hacer reír a alguien? Intentadlo y veréis qué complicado. Por eso mismo quisiera dedicar este Catite a uno de los mejores actores cómicos que han existido: Robin Williams.  Nos dejó hace unos días, y el llanto fue prácticamente unánime en todo el mundo ante la muerte de uno de los más grandes.
Pero Robin Williams no solo hizo reír, sino que en su larga filmografía también hizo llorar. Es un dato más de su genialidad como actor. 
Yo no voy aquí a ensalzar su figura hasta el empalago. Simplemente quiero destacar mi admiración por uno de sus personajes y una de sus películas. Peliculón: ¡¡¡¡Goooooooooooood morning, Vietnam!!!!.
Durante varios años utilicé ese grito de guerra para abrir cada mañana el programa informativo que conduje en Ondajaén Radio. Era una forma diferente de dar los buenos días a los oyentes, y además con un gran mensaje detrás: la palabra Vietnam, con todo lo que conlleva en el contexto en el que se pronuncia, y especialmente si hemos visto la película porque en esas tres palabras se concentra todo su significado.
Quizá sea un coleccionista compulsivo de cosas extrañas, y quizá en esa afición podamos encuadrar mi búsqueda de películas sobre la radio. En Good morning, Vietnam encontramos una de las mejores, con un locutor, Robin Williams, que con la excusa de hacer reír o divertir, va mucho más allá. Se pasa tanto, que le cuesta el trabajo y casi la vida.
Si queréis entenderlo al completo, ved la película. Arriba tenéis el trailer. A ver si os engancha, y si a alguno os entra el gusanillo, no dudéis en poneos en contacto conmigo y os recomendará otros títulos de películas de radio también muy buenas.
Acabo. Robin Williams y su ¡¡¡¡Gooooooooooooood morning, Vietnam!!!! marcaron, y de qué manera, una parte de mi vida profesional; fue de las más inolvidables, tanto que su filosofía quedó impregnada en mi hacer periodístico. 
Todo un lujo haberla disfrutado. Bye, bye, Robin. See you...

sábado, 23 de agosto de 2014

Jubilaciones merecidas

Los que somos aficionados a esto del running tenemos claro que uno de los principales elementos para conseguir nuestros objetivos es contar con unas buenas zapatillas. En un primer momento no le das importancia, pero a medida que te vas metiendo en el mundillo, te das cuenta de que -como en todo- hay infinidad de posibilidades para que cada corredor, en función de sus necesidades y características, utilice la que mejor se adapta a sus exigencias.
En los muchos años que ya llevo corriendo he probado numerosas zapatillas, y aún hoy en día sigo probando marcas y modelos, aunque tengo que reconocer que siento debilidad por algunas y algunos, de ahí que casi siempre haya alguna zapatilla de mis preferidas en mi armario.
En los últimos meses he jubilado tres pares. Ha sido incluso difícil deshacerme de ellas por lo mucho que hemos pasado juntos, y lo bien que han hecho su trabajo. 
El 20 de octubre del año 2013 dejé de utilizar una de las mejores zapatillas que he usado: unas Brooks Launch (las negras con ribetes grises que podéis ver en la foto de arriba, junto a las New Balance azules). Zapatillas mixtas para corredores no demasiado pesados -entonces yo rondaba los 75 kgs-, e ideales para distancias no demasiado largas. Empecé a utilizarlas el 30 de septiembre del año 2011, y las he destinado especialmente para competiciones de hasta media maratón, y entrenamientos rápidos. En total he recorrido con ellas 805,9 kilómetros entre los que se encuentran 10 medias maratones. Por cierto, mi última carrera con ellas fue la media maratón de Jaén del año 2013.
El pasado 24 de diciembre (del año 2013) pasé a la reserva mis magníficas New Balance 1080 (las azules de la foto de arriba, esas que hay junto a las Brooks Launch negras con ribetes grises). Es mi marca y mi modelo preferidos. Para corredores de hasta 80-85 kgs, aguantan bien tanto distancias cortas como carreras más largas como el maratón. Empecé a utilizarlas el 9 de febrero del año 2012, y hasta su jubilación -el pasado diciembre- he recorrido 1.020,320 kms. Cientos de kilómetros de entreno (bastantes de entre 25 y 30 kms) en la parte final de su vida, su principal uso ha sido para correr los maratones de Sevilla y Ámsterdam, aunque también participé con ellas en una media maratón.
Las últimas que he jubilado han sido las impresionantes Saucony Triumph 9 (las de rejilla blanca y adornos verdes de aquí al lado). He de decir que son a las que mayor partido les he sacado. Recuerdo que cuando las compré eran muy caras, pero surgió una oferta en una página web de internet, y me hice con ellas pese a que me estaban un número grande. ¡¡Qué gran compra aquella!!. El primer uso se lo di el 9 de febrero de 2013, y el último hace unos días, el 12 de agosto de 2014. Prácticamente no he competido con ellas (solo una media maratón y alguna carrerilla que otra), pero en este año y medio he recorrido con ellas la friolera de 1.113,515 kilómetros; prácticamente todos ellos de entrenamiento para preparar varias maratones y los 101 kms de Ronda, es decir, que he realizado muchas tiradas cortas pero también bastantes de en torno a 30 kms.
Familiares cercanos son los principales beneficiarios de estas jubilaciones; bueno, de todas no, porque aquellas zapatillas con las que corro un maratón pasan a formar parte de mi particular museo atlético.
Tras la satisfacción del trabajo bien hecho, mis queridísimas Launch, NB 1080 y Triump 9 están ya en su segunda actividad. Modelos de garantía en los que yo, por supuesto, sigo y seguiré confiando.

miércoles, 20 de agosto de 2014

¡Jodida vida!

En los últimos años me he hartado de lamentar que a los niños, en el cole (Infantil y Primaria), no hagan más que ponerle todo fácil en exceso, realizando continuos exámenes de recuperación para quienes suspenden los controles de cada tema. Parece que el objetivo sea aprobar a toda costa.
Tampoco veo con buenos ojos que a nuestros niños del fútbol (ojo, yo soy uno de los entrenadores) los tratemos con guante de seda, mimándolos continuamente, sin exigir un esfuerzo o un sacrificio para poder jugar.
En ambos casos (en el primero a los padres y madres colegas, y en el segundo también a los padres así como a los propios niños) he soltado un millón de veces el discursito -ellos los saben- de que la vida es muy jodida, y salvo rarísimas excepciones, no te ofrece segundas oportunidades. De ahí que a los niños, desde pequeños, debamos ir preparándolos para defenderse en esa jungla que es el día a día de los adultos porque, igual que en la naturaleza, esto es la ley del más fuerte. Sin embargo, digo una cosa pero luego hago la contraria. Espero no estar equivocado.
Todo esto me vino a la cabeza durante una de mis últimas visitas al cine. Fue para ver Bajo la misma estrella, y la verdad es que mis razonamientos iniciales vienen que ni a pelo.
Una pareja de adolescentes, él enfermo de cáncer y ella de algo muy raro, que se conocen, se hacen amigos, y de ahí pasan a vivir una historia de amor condicionada por sus dolencias.
A priori podríamos creer que al final la vida les sonreirá y podrán vivir felices y comer perdices. Pues no. Lo avisa la peli desde el principio. Esta jodida vida, ya lo dije antes, no suele ofrecer segundas oportunidades, y así se ve reflejado en esta película, dura por momentos, pero también tremendamente gratificante en muchos otros ya que nos permite ver lo afortunados que somos ya que, aunque no le demos importancia por lo rutinario que nos resulta, disfrutamos en nuestro día a día de cosas muy simples que para otros sería el mayor de sus deseos.
No me arrepiento de haber ido a verla, pero también reconozco que no volvería a hacerlo. Es una película para sufrir, para llorar -creo que nadie de la abarrotada sala se libró de soltar alguna lágrima-, aunque también de superación, resignación a veces, lucha continua, amor, amistad... Pero de nada sirve todo esto porque el final no es feliz sino todo lo contrario.
¡Qué jodida pero qué grande es esta vida!
Id a verla.

viernes, 11 de julio de 2014

Lucidez para el marqués

Hoy se cumplen cuatro años de aquel glorioso día en el que la selección española de fútbol ganó su primer Mundial. Una celebración que es complicada de festejar por el contexto en el que nos encontramos, esto es, eliminados de la siguiente Copa del Mundo a las primeras de cambio (quizá porque San Benito ha estado esta vez de vacaciones).
Nunca me gustó Del Bosque como entrenador. Un amigo mío reduce el asunto al hecho de que el marqués es un mal entrenador pero un buen gestor de vestuarios. No sé yo si la cosa es así de simple, pero hay varios elementos en los que sustento mi tesis. Por ejemplo, aquella época en la que en este país era una tragedia el que no hubiera centrales para la selección porque se había lesionado Pujol; casualmente un tal Mourinho puso en esa posición a su lateral derecho (Sergio Ramos), el mismo que fue utilizado después, y con gran éxito, por Del Bosque en el combinado nacional. También podría servir el hecho de que Vicente siempre ha ido a muerte con su sistema, el mismo que utilizaba el FC Barcelona, y aunque triunfó hace cuatro años, ahora se ha caído con todo el equipo cuando, casualmente, también han naufragado los catalanes.
Acabo mis ejemplos con ese partido ante Chile, el último de la primera fase del Mundial, donde España iba perdiendo, estaba fuera, necesitaba cambiar, pero Del Bosque hizo lo mismo que hace siempre, y que hubiera hecho si, en vez de ir perdiendo, hubiera ido ganando, esto es, cambiar a los de siempre por los de siempre.
No digo que el sistema de Del Bosque sea malo -ganó un Mundial y dos Eurocopas-, ni la forma de actuar -me encantó aquello de que "a veces lo más injusto es tratar a todos por igual", pero confío en que lo ocurrido en Brasil le sirva para aprender de cara al futuro.
Creo sinceramente que Vicente es la persona más indicada para seguir al frente de la selección, y seguir gestionando el banquillo de la forma que lo ha venido haciendo hasta ahora. Lo que pasa es que también confío en que además de ese carácter simpaticón, haya adquirido un puntito de mala leche, así como la... gallardía para tomar decisiones arriesgadas en momentos límite. Y es que en esto del fútbol, como en la vida misma, poco se ha escrito nunca de cobardes, salvo cosas malas.
Por tanto, en el día de San Benito, y cuando nuestra estrella cumple cuatro años, deseo lucidez para el marqués.

lunes, 23 de junio de 2014

Sigo esperando

Suele pasar que las mayores decepciones llegan de las más grandes expectativas que no se han visto cubiertas. Eso es, más o menos, lo que me ha pasado con La vida a veces (Carlos del Amor. Espasa. Barcelona, 2013. 246 pgs).
El autor es uno de los mejores que hay en este país en lo que a información televisiva cultural se refiere, habiendo creado su propio estilo a través de las noticias que nos ofrece en su trabajo como reportero de TVE. No voy a ocultar que para mí es uno de los pocos referentes que encuentro en nuestro país, no ya desde un punto de vista cultural, sino periodístico. Ha realizado trabajos antológicos (insuperable aquel resumen cultural del año que comenzaba con la chica de un cuadro leyendo un libro, y acababa... de película!!!), y por eso mismo tenía muchísimas ganas de poder disfrutar de su incursión en la escritura. Es más, deseaba que lo hiciera.
La vida a veces es esa primera obra de Carlos del Amor que tantos esperábamos, pero que, siento decirlo, no me ha gustado. Tenía ganas de que este contador de historias me hipnotizara como suele hacerlo con las piezas de televisión; esperaba ansioso su salto al papel, e incluso especulaba sobre cuál podría ser el argumento, de qué manera podría sorprender, cómo materializaría en las hojas de un libro esa forma diferente que tiene de hacer lo audiovisual.
Esperaba una gran historia, y me he encontrado con 25... por no decir más. El propio libro recoge en su contraportada que "La vida a veces son historias en las que los protagonistas son los detalles, las cosas pequeñas que no aparecen en los grandes titulares de los periódicos". Y así es. Se trata de una especie de darle protagonismo a esa historia modesta de nuestro país que está conformada por tantos millones de personas que nunca serán noticia, pero que tras ellos está la historia más importante: la suya.
Nunca me han gustado los libros que son recopilación de artículos ya publicados en prensa, revistas, etc. Y me dio la sensación de que eso era lo que tenía entre mis manos. No es así porque hablamos de historias creadas para la ocasión, pero ya empezábamos mal. Y seguimos peor cuando el propio autor utiliza el viejo truco de contar cómo no le llega la inspiración para perder su virginidad escritora, pero que acaba finalmente encontrándola precisamente así, con la fórmula de escribir muchas pequeñas historias que conformarán el libro deseado.
Yo no he encontrado ese libro sino 25 microlibros. Reconozco que hay historias espléndidas, que no solo captaron mi atención, sino que algunas me absorbían tanto que me impedían continuar la lectura de la siguiente porque no hacía más que pensar y sacar punta a lo ocurrido en la anterior. Cuando eso sucedía no había forma de seguir leyendo. Era obligado parar, reflexionar, y esperar a la noche siguiente para continuar. En otras ocasiones podía devorar varias historias seguidas porque no me llegaban. Es lo que ocurre con este tipo de libros.
Al final veo que Carlos del Amor ha hecho lo que sabe hacer: piezas de televisión pero a papel. Por eso sigo esperando su debut como escritor. Y le doy mi idea: como She pero más grande. Sería grandioso.

lunes, 5 de mayo de 2014

Objetivo Ronda (IV): Salvado por la campana


Finalmente he conseguido arreglar el problema (problemón) que tenía con las zapatillas para correr, dentro de cinco días, los 101 kms de Ronda. Ya os conté antes de ayer que me veía obligado a buscar otras una vez comprobado que las compradas para la ocasión (Salomon Crossmax 2) tenía que desecharlas dado que, aunque eran mi número, me quedaban pequeñas dadas las características de una carrera de montaña.
Me daba rabia porque no os creáis que la adquisición de las Salomon fue fácil y rápida. Todo lo contrario. Busqué unas adecuadas para la ocasión, en oferta, que fueran bonitas... y eso durante bastantes semanas. Una vez compradas y en mi poder, creía que la decisión era la correcta. Había merecido la pena tanta complicación.
Por eso, por lo mucho que me calenté la cabeza, me había desesperado ciertamente una vez que, en una semana, tenía que hacer lo mismo. Demasiadas aperturas, pensé, pero finalmente la cosa ha salido bien. He mirado hasta casi debajo de las piedras, y finalmente las he comprado en Deportes Olimpo (Granada): se trata de unas New Balance 1210 Leadville.
Las encontré el mismo viernes a última hora de la tarde casi por casualidad, y cumpliendo  los diferentes condicionantes que me había impuesto: en un lugar al que poder acceder para que me llegaran con el tiempo suficiente como para poder domarlas antes de la prueba; a un precio razonable; que fueran de mi número y un poquito más grandes para evitar los problemas de las Salomon; y que se tratara de un modelo adecuado. Todo se cumplió.
El mismo sábado estaban en mi poder; me quedan que ni pintadas; ayer mismo las probé en la carrera de Salobreña; y aunque el precio no es el ideal, se puede hacer un pequeño esfuerzo dadas las circunstancias.
Y lo mejor es que pueden ser una señal. No sé si habéis leído El Alquimista, de Paulo Coelho. Es un libro en el que el autor defiende que el Universo conspira continuamente para que cada persona consiga lo que desea, o alcance aquello para lo que está predestinado. Pues bien, mi marca favorita para correr es New Balance; este modelo (1210 Leadville) es el primero que busqué cuando afrontaba la adquisición de unas zapatillas para Ronda, pero eran demasiado caras, carísimas, y las ofertas que me llegaban también se disparaban de presupuesto. Pues bien, ahora, dos meses después, a una semana de la carrera, in extremis... algo o alguien o no sé qué han hecho que lleguen a mis manos. ¿Es una señal?. No lo sé pero lo cierto es que me siento salvado por la campana.

sábado, 3 de mayo de 2014

Objetivo Ronda (III): A una semana... problemas


Dentro exactamente de una semana estaré por esa serranía malagueña de Ronda participando en la prueba más dura y complicada a la que me he enfrentado: los 101 kms organizados por la Legión.
Desde que conseguí el dorsal, tres minutos después de que se abriera el plazo de inscripción, me he sentido un afortunado porque son miles los que se han quedado sin él, de ahí que valore justamente la suerte que tengo de participar, pese a que la exigencia va a ser máxima.
Nunca había participado en pruebas de montaña, y desde que confirmé mi participación en Ronda, he buscado entrenos por carriles, y también competir en alguna carrera de este tipo como fue la subida al santuario de la Virgen de la Cabeza.
La ilusión es mucha, también la preparación -física y psicológica-, al igual que la ilusión de ir acopiando el material necesario: camiseta para la ocasión -imagen del carnero incluida-, gorra con cortinilla regalo de mi cuñado el granaíno, mochila, aplicación gps para el iphone, dos pares de medias, camiseta manga larga para las horas de carrera nocturna, frontal para correr en la oscuridad -hoy precisamente me he levantado a las cinco de la mañana para probarlo por la vía verde, y es difícil correr así-, estrategia a seguir en la carrera en lo que a alimentación se refiere (no faltará el bocata de jamón)...
Como digo, mucha ilusión en todo, y muchas horas de dedicación.
Pues bien, cuando prácticamente ya está todo el pescado vendido, me surgen los problemas con el -quizá- elemento más importante que debo tener en cuenta: las zapatillas.
Hace un par de meses me compré unas zapatillas para la prueba: Salomon Crossmax 2. Una marca fuera de toda duda, y un modelo que, según lo que he leído, me puede venir bien. Desde que me llegaron en marzo, y hasta hoy mismo, he recorrido con ellas algo más de 155 kilómetros tanto entrenando como en competición. La cosa ha ido bien, o al menos así creía yo. Las zapatillas me están bien, son mi número, pero para esto de la montaña, y teniendo en cuenta las muchas y pronunciadas bajadas que hay, es aconsejable calzar unas zapatillas un poquito más grandes de lo habitual.
Como consecuencia de participar en la subida al Santuario de la Virgen de la Cabeza (21 kilómetros), perdí la uña del dedo índice del pie derecho (lo tengo más grande que el izquierdo, no sé por qué. Al parecer, se llama pie griego. Me enteré en Ámsterdam, en una prueba que me hice de pisada. Tengo ese dedo más largo que su homólogo del izquierdo. La repercusión es medio número más de zapatillas). 
No le día importancia, y en lugar de pensar que había sido porque el calzado me queda justo para este tipo de pruebas, lo achaqué a mi debut en este terreno.
Pero el Jueves Santo hice un entrenamiento de 30 kilómetros por carriles con subidas y bajadas; una de las consecuencias es que perderé la uña del dedo gordo del pie izquierdo, así como las de los dedos gordo, índice (otra vez) y corazón del pie derecho.
Definitivamente las zapatillas me están pequeñas.
A diez días vista de la carrera, ando como loco buscando una alternativa, teniendo en cuenta que ya no hay casi tiempo para encontrar algo adecuado y adecuado. Las sensaciones son malas porque, si ya abordar 101 kms a pie es complicado, imaginaos si le añadimos algún condicionante tan importante como este.
Os dejo una foto de mis queridas Salomon. No sé qué pasará con todo esto, pero espero que, como dice Coelho, el Universo conspire para que todo me salga bien.

martes, 22 de abril de 2014

Objetivo Ronda (II): debut en El Cabezo


Sigo preparando mi participación, los próximos 10 y 11 de mayo, en los 101 kms de Ronda. Se trata de correr (algo a lo que estoy acostumbrado) pero por montaña/carriles (eso ya no lo controlo tanto). Por eso se hace necesario realizar alguna incursión en este terreno, y no dudé en elegir la subida al Santuario de la Virgen de la Cabeza como la prueba en la que perdería mi virginidad.
Fue el pasado 16 de marzo. Media maratón de montaña (21,097 kms). Y qué queréis que os diga. Me encantó.
Dado que era mi debut en la disciplina, opté por ir con un compañero más ducho en estas lides, y aunque me impuso un ritmo bastante fuerte al principio, en terreno más estable por la ciudad, pude aguantarlo aunque con cierto temor dado que después quedaban bastantes kilómetros de subidas y bajadas, y por un terreno muy poco firme.
Me sentí muy bien en esos momentos iniciales, y mucho mejor cuando nos adentramos por esos carriles y veredas que te hacen el recorrido muy pero que muy entretenido.
No se trata de coger ritmos rápidos sino más bien de poner una marcheta alegre, teniendo muchísimo cuidado con el terreno porque es muy propicio para lesionarse, y apretar los dientes cuando lleguen las cuestas arriba.
Yo tengo que reconocer que fui con los dientes prietos tanto en las subidas como en las bajadas, porque un dolor en mi cadera derecha me hacía ver las estrellas en las zonas de bajada, de ahí que rezara y me sintiera mucho más cómodo cuando había que subir.
También son muy diferentes los avituallamientos en estas carreras porque, a diferencia de las pruebas en ruta, aquí te paras completamente para disfrutar -dentro de lo que cabe- lo que te ofrece la organización. Yo lo hice así en todas las ocasiones, y la verdad es que me fue bien.
Especial recuerdo tengo de los denominados Caracolillos, una zona imposible de subir corriendo. Tocaba andar porque después quedaba más subida. Al llegar al último mirador me animé un poco porque ya conocía el terreno, y aunque iba sufriendo bastante -el mejor ejemplo lo tenéis en la foto con que ilustro este catite-, eran los momentos finales, donde más público te animaba, y no podías defraudarlos.
Cierto que la subida de la calzada es terrible, y casi a punto estás de tirar la toalla, pero aprietas más aún -si cabe y puedes- los dientes para subir corriendo. Así lo hice, y al cruzar la meta sentí un alivio difícil de expresar con palabras.
No está mal esto de correr por montaña. Espero que estas buenas sensaciones se mantengan.... al menos, hasta Ronda.

viernes, 7 de marzo de 2014

Objetivo Sevilla (I): la crónica

Hacía bastante tiempo que no sufría tanto (en calidad y en cantidad) como el pasado 23 de febrero en el maratón de Sevilla. Fue algo voluntario, cierto, pero eso no quita que durante el suplicio me plantease muchas cosas... que afortunadamente desaparecieron de un plumazo nada más cruzar la línea de meta. (Bueno, un poco después).
Durante tres meses estuve preparándome mi noveno maratón. Y además lo hacía con bastante interés porque comencé la preparación nada más correr mi octavo (fue en Valencia, en noviembre de 2013) donde, sin haberlo buscado y con un entrenamiento escaso, había bajado de las 3h30'.
Recuerdo que fue en el año 2012 cuando hice mi mejor marca en maratón. Fue precisamente en Sevilla (3h25'10''), y con casi la única preparación que fue el trabajar en la recolección de la aceituna. Esta vez no solo he ido a la aceituna, sino que además mantuve el entrenamiento fijado yendo incluso a rodar algunos días tras echar el jornal (las piernas me ardían).
Mentalmente estaba muy bien, y físicamente mejor que en Valencia (y allí hice 3h27'). 
El plan que he seguido era para bajar de 3h15', pero era consciente de que no estaba preparado para ello. Sin embargo, en estos tiempos nunca sabes muy bien cuándo estás preparado, o no; en la mayoría de las ocasiones la frontera entre el éxito y el fracaso está simplemente en tener un buen día (siempre y cuando haya base para que pueda darse ese día, y en este caso... podía ser).
Dudaba entre abordar ese ambicioso objetivo o simplemente rebajar esos 3h25'10'' de MMP. Pero me llegó una señal. Mi cuñado el granaíno, que ya ha bajado de las tres horas y que sus marcas habituales están muy poco por encima de ese tiempo, me dijo que, si yo daba el paso, él se comprometía a hacerme de liebre, llevarme en el tiempo justo (unos 4'37''/km), e intentar no solo batir sino pulverizar mi marca.
¿Una rebaja de 10'?. Parece mucho, pero, vamos a intentarlo.
Echado el órdago y dado el pistoletazo de salida, nos pusimos mano a la obra, marcando él siempre el ritmo. En esos inicios yo estaba como una moto, y era él quien me paraba -sé que en estas carreras tan largas hay que tener cabeza, y no dejarse llevar por los impulsos porque, de no ser así, acabas pagándolo al final-. Aunque yo también tenía claro que la estrategia era esa, esto es, coger el ritmo y no dejarlo hasta el Estadio Olímpico.
Físicamente iba perfecto -hablo por mí, porque el granaíno iba sobrao-, y mentalmente también porque no hacían más que adelantarme corredores a los que después -pensaba- cogeré. Y la verdad es que así fue. Mantuvimos el ritmo con precisión suiza, y en esos registros no solo pasamos el kilómetro 10, sino también la media maratón. 
En este tiempo habían caído muchos de los que nos sobrepasaron al principio; de hecho, salvo aquellos minutos iniciales, después siempre fuimos superando atletas. El objetivo era pasar la media en 1h27', y así lo hicimos. 
Yo iba genial, con la mente puesta en metas a corto plazo que no iban más allá de hacer a ritmo el siguiente kilómetro. Todo según lo previsto -quizá incluso mejor- y gracias principalmente a la liebre porque no solo era un reloj con el tiempo, sino que además era él quien se peleaba en los avituallamientos con el resto de corredores para coger agua y bebida isotónica; yo me separaba de las mesas mientras él cogía las bebidas y la fruta para dármela a mí en carrera (era algo así como el repostaje en vuelo de los aviones, que me resultó muy cómodo).
En el kilómetro 28 empecé a sentir algo de debilidad, pero la pérdida de tiempo no fue demasiada con respecto a lo previsto. Además, en el 35 me tomaría mi tercer y último gel energético, por lo que solo había que llegar a ese momento. Entendí que era un minibajón, lógico tras tanto correr, que podría superar fácil. Pero no pudo ser simplemente porque en el kilómetro 30 el depósito de gasolina estaba casi vacío, las piernas empezaban a no marchar, y pese al gel y a que me seguía alimentando, el ritmo empezó a disminuir a pasos agigantados.
La liebre -algún día le haré un monumento- intentaba animarme, pero yo no podía ni con mi alma. Pasé de hacer los kilómetros iniciales a 4'37'' a emplear en los finales hasta más de 7' en alguno de ellos. Ni siquiera pasar por delante del Sánchez Pizjuan hizo que la cosa mejorara.
Se me hizo enorme la Avenida de las Palmeras, casi imposible la Plaza de España,  irreconocible La Alameda, larguísimo Torneo, un oasis envenenado el Parque del Alamillo, y un infierno el rodeo al Estadio Olímpico. En algún momento, y pese a los ánimos del granaíno, espeté un "¡¡es que no puedo más!!", roto ya por el dolor, la rabia y la impotencia que sentía al no poder ir más rápido y tener que coger una marcheta en la que me hubiera adelantado cualquier tortuga avispada que pasara por allí.
Intenté acelerar el ritmo en algún momento, y pese a que lo hice en un centenar de metros, la siempre sabía naturaleza humana me devolvía a mi ser de casi muerto viviente.
Al final el tiempo no fue tan malo: 3h30'12'', pero toda una decepción cuando has intentado hacer quince minutos menos.
Tras los también difíciles momentos que se viven una vez cruzada la meta en el lamentable estado en el que yo lo hice, unas cervecitas fresquitas pronto me subieron el azúcar, la sangre volvió a regarme el cerebro con normalidad, y me sentí orgulloso de lo hecho. No de la marca, pero sí de la valentía que entiendo tuve para intentar algo que sabía estaba por encima de mis posibilidades, pero que hasta que no lo intentas no conoces una respuesta exacta sobre si es posible, o no.
El intento llegó vivo hasta el kilómetro 30. ¿Hace falta que os diga dónde he fijado ya el reto para mi próximo maratón?.
Pues eso: "Ave, Caesar, morituri te salutant".
NOTA: os adjunto la foto, con mi cuñado (Fernando, el granaíno), celebrando la medalla conseguida.

domingo, 2 de marzo de 2014

El último mono


Estoy seguro de que todos habéis visto alguna vez una película, leído un libro, vivido en primera persona, o simplemente alguien os ha contado una historia en la que sucedía aquello de que en una discusión (bélica, amorosa, laboral, deportiva, familiar...) quien se lleva la peor parte es uno que pasaba por allí. Pues quiero reconocer que hoy me siento plenamente identificado con ese tiillo.
Pasaba yo por allí, y vi cómo un periódico despedía a su único fotógrafo. Regresé la mirada al frente, seguí mi camino, y no dije nada.
Pasaba yo por allí, y vi cómo los redactores de ese mismo periódico, además de escribir, se veían en la obligación de hacer las fotos de los acontecimientos a los que acudían como plumillas. Regresé la mirada al frente, seguí mi camino, y no dije nada.
Pasaba yo por allí, me topé por casualidad con la portada de ese periódico y la del de la competencia. Regresé la mirada al frente, seguí mi camino, y no dije nada... pero apenas había dado unos pasos cuando algo se movió dentro de mí, y decidí decir algo. (Ojalá aquella mañana la corriente hubiera estado cortada y no se hubiese encendido la bombilla.  O no ¡?).
A la izquierda, portada de Diario Jaén. Foto a cinco columnas sobre el pasacalles de Carnaval de la noche anterior. Realizada por su fotógrafo, Poyatos, me pareció una imagen imposible de haber capturado yo en caso de tener que hacerlo. "Si mi jefe me encarga una foto del tema, seguro que yo hubiera hecho la misma que Lorena. Seguro". Fue mi pensamiento, surgido sin reflexión alguna, nada más ver las dos portadas. Lorena, plumilla del Diario Ideal, que cubrió el Carnaval como redactora pero también con ese plus que le piden ahora (portada de la derecha, con foto también a cinco columnas).
Como yo hubiera hecho, insisto, lo mismo que hizo Lorena, y gustándome más la otra foto porque la hizo una persona que se dedica a eso, se me ocurrió aprovechar el ejemplo para criticar el recorte en personal de una empresa, entendiendo que si dejamos cada asunto a cargo de alguien experto en la materia, el resultado será siempre -por definición- de mayor calidad. Es como si a Poyatos le hubiese dicho su jefe que, entre foto y foto, tomara también alguna notilla para elaborar la crónica del día siguiente; seguro que hubiera salido del paso, pero Lorena lo hubiera hecho mejor (sin querer ofender a nadie).
Llevado por lo irreflexivo del momento, decidí sobre la marcha usar los siempre complicados y peligrosos (vaya que sí!!) 140 caracteres de twitter para hacer oír mi postura reivindicativa a favor de la profesión periodística. Pero se ve que estoy un poco -o un mucho- oxidado porque el mensaje que he transmitido, o al menos así han entendido muchos, es que para mí Lorena es una pésima fotógrafa. 
¡¡Joder!!
Ni de lejos, lo que pretendía. Y no os creáis que la cosa ha sido leve. Me ha llovido tela, y tirando a matar.
Reconozco que desde que estoy centrado en labores deportivas he perdido cierto contacto con ámbitos y realidad de la profesión en la ciudad y en la provincia, pero este incidente me ha hecho ver que debo volver a la senda de siempre. Y así lo voy a hacer. El compromiso está ya asumido.
Pero, volvamos a lo que íbamos.
Parece ser, por lo que he leído en lo que me han disparado, que el debate no es simple en torno al tema. Al parecer, hay miembros de la propia profesión en Jaén que están poniendo a parir a los redactores de Ideal por usurpar el trabajo de los fotógrafos. Por lo visto, las críticas son muchas, fuertes y directas... y en este contexto ha aparecido el tweet de uno que pasaba por allí... con una intención que se entiende al revés, y que hace que se lleve todos los palos, los propios y los que estaban agazapados en espera de una oportunidad para salir del armario.
Planteado el debate, y llegados a este punto, viene que ni a pelo la Tesis Doctoral en la que trabajo desde hace unos años -parada actualmente por desgracia y por falta de tiempo-, y cuyo tema es la censura en los medios de comunicación actuales; y no me refiero a censura en países lejanos, sino en aquellos que conforman el denominado Primer Mundo, España entre ellos.
Entiendo que la censura existe, y uno de los argumentos que uso en mi planteamiento es la existencia misma en la Constitución de la Cláusula de Conciencia. Indico textualmente que "la única vía que se articula para evitar la presión hacia el periodista es que, en caso de que éste se sienta acosado, puede denunciar la situación y ganar en los tribunales una indemnización económica por despido improcedente (en eso consiste la cláusula de conciencia). Una idea quizá válida en otra época, pero totalmente insuficiente en el contexto mundial actual donde un puesto de trabajo es la prioridad de cualquier persona, y lógicamente resulta muy difícil que un periodista opte por dejar su puesto de trabajo -salvo las grandes estrellas con sueldos estratosféricos y que, por supuesto, no tendrán problemas para encontrar otro lugar donde seguir ejerciendo su labor- por defender el bello principio de la independencia. No obstante, y si se diera el caso, la ley contempla, como decimos, el despido por lo que el periodista habrá sido honesto y fiel tanto a sus principios como a su profesión y a sus lectores, pero no conseguirá más que marcharse a su casa sin haber publicado lo que quería, ya que es la empresa la que tiene la última palabra sobre lo que se publica, o no". (Defendí el Diploma de Estudios Avanzados -antigua tesina- el 2 de febrero del año 2010, obteniendo una nota de sobresaliente).
¿Qué pueden hacer los lorenas, liébanas, pastores, povedas... si sus jefes les dicen que, además de escribir, a hacer fotos? ¿Decir que no y verse en la calle como los francis?. Hoy he estado en un acto, y el fotógrafo de un periódico, haciendo de redactor, ha puesto la grabadora mientras el político de turno hablaba. ¿Tendría que haberlo crucificado por defender su puesto de trabajo?. La ley "pagar la hipoteca" es mucho más fuerte que la cláusula de conciencia.
La profesión periodística hace tiempo que alcanzó una situación límite en nuestra provincia, y ahora anda por derroteros esperpénticos. No sé muy bien qué debemos hacer para que la cosa no degenere más, pero sí tengo claro que la solución no es matarnos los unos a los otros como lamentablemente hemos hecho siempre porque, recordemos, esto no es de ahora.  
Un saludo y mi máximo apoyo (a todos) de uno que pasaba por allí, del último mono que sin buscarlo ni quererlo se puso el primero, y ahí le pusieron un ojo morado. 


martes, 4 de febrero de 2014

Objetivo Ronda (I): el dorsal

Hace unos días os hablaba de la nueva locura en la que me he embarcado: participar en los 101 kilómetros de Ronda.
El pasado 4 de enero hice efectiva mi inscripción, y a los pocos días pagué los 58 euros que supone la cuota para poder participar. ¿Que os parece caro? Pues, os lo digo con sinceridad, es más que barato.
En fin. A lo que iba. Que ya tengo dorsal. Y la verdad es que me ha hecho mucha ilusión el número que me han asignado: 1922.
Es cierto que eso de correr a pie 101 kilómetros es una locura, aunque la organización permita cubrir la distancia en 24 horas, y pese a que muchos lo hacen andando. Mi intención es realizar la prueba corriendo, y la verdad es que estoy bastante ilusionado con ello. Me atrae el hecho no solo de realizar los 101 kilómetros en ese ya marcado en rojo 10-11 de mayo de 2014, sino también la preparación que me exigirá recorrer por caminos y montes distancias ciertamente importantes con el objetivo de ir preparando el cuerpo para el test final.
Siento por el cuerpo un gusanillo que, seguro, al término de toda esta historia estará más que machacado, pero por ahora me encanta su disfrute.
¿Os dice algo el 1922?. A mí, sí. Muchas cosas. Es un número bonico, con algún significado especial.
Parece que el Universo conspira para que participe en la carrera. Jejejeje!!!.
Espero no estar interpretando las señales de manera errónea.

sábado, 1 de febrero de 2014

Un maratón diferente

Siempre me ha gustado leer aquellos libros en cuyo título o temática aparece algo relacionado conmigo o con aquello que me gusta. Da igual el argumento, el autor, si dicen bien o mal de él... es algo instintivo que generalmente me ha generado satisfacciones importantes, aunque también algún fiasco que otro.
En esta ocasión era abordar algo exótico porque El maratón más loco (Destino. Barcelona. 2012. Segunda edición. 117 pgs) es un libro para niños pequeños que están iniciándose en la lectura. Forma parte de uno de los fenómenos editoriales más exitosos de los últimos años: Gerónimo Stilton. Sí. Ese ratón periodista (otra casualidad), intelectual, director de El Eco del Roedor, que además de su trabajo vive mil y una aventuras.
Ya había leído algo de la saga porque a mis hijos les encanta, y aunque mi aproximación fue en co-lectura con ellos, me pareció divertido e interesante; a mí no me gustaban, pero entiendo que son una buena fórmula para lo que busca: acercar a los peques a algo tan importante como leer.
Desde ese punto de vista, el de la curiosidad anterior, inicié la lectura para saber cómo iba a gestionar Gerónimo su participación en un maratón.
La historia mantiene los elementos de siempre, y que tanto éxito le han (y siguen) dado, esto es: capítulos brevísimos para no perder el hilo; párrafos normales que se alternan con líneas en colores, o que se retuercen para acá y para allá con caracteres diferentes; una historia principal que se alterna con minihistorietas; y, por supuesto, dibujos a modo de cómics que permite identificar a los personajes y hacer más amena la lectura.
En definitiva, una nueva historia de una saga exitosa que sigue apostando por la fórmula que tanto gusta. Ideal para niños -os aconsejo elegir cualquier título, y probar-, pero que en esta ocasión puedo comprobar que el autor (o autora) se lo curra, se documenta sobre aquello de lo que va a escribir para después hablar con propiedad. 
La historia es un poco loca -supongo que así atrae la atención de los peques-, pero en ella he encontrado cosas que nos ocurre a quienes solemos practicar el maratón. El propio Gerónimo Stilton sufre en sus carnes los duros entrenamientos; el no saber muy bien qué comer antes de la carrera porque cada uno te dice algo diferente; los fuertes sentimientos de abandono en el momento jodido de la prueba, pero que finalmente acabas superando; el compañerismo entre los corredores... en fin, que visto lo bien que se han trabajado esta historia del maratón, y entiendo que lo hacen igual con todos los demás, aconsejable apostar por esta saga para que el niño sepa gustar del leer.
Por cierto, este El maratón más loco incluso nos deja, al final, una especie de decálogo del atleta para ser un superratón: alimentación, descanso, deporte, no alcohol ni tabaco ni drogas, constancia, disciplina, respeto al adversario... Me encanta porque son cosas difíciles de transmitir, con éxito, a los niños, pero aquí se hace con habilidad.
Lo dicho, probad y me contáis.

martes, 21 de enero de 2014

Viaje a ninguna parte

Recuerdo como si me lo estuviera contando en este mismo momento aquella embarazosa situación en la que se vio envuelto un conocido.
"No sabía dónde meterme"; es lo que me dijo con cierto apuro el día en que llegó a la recepción de su hotel un cliente allí alojado que, folleto en mano, preguntaba al empleado de turno por la forma en la que poder disfrutar del "Viaje al tiempo de los íberos". "¿Viaje a dónde?"... fue la respuesta del sorprendidísimo recepcionista. 
Tras unos minutos de incertidumbre por parte de todos, el asunto llegó a mi amigo quien, gracias a su experiencia, pudo darle al turista una especie de solución a su solicitud que no tenía ni pies, ni cabeza.
Cierto que la culpa no era del confiado visitante, quien tras conocer la existencia de ese producto turístico, decidió organizar su viaje a Jaén para disfrutar de esa y de otras cosillas que había conseguido conocer indagando un poquito.
Lo malo es que la respuesta del responsable del hotel fue que aún no estaba concluido el viaje, que se podía disfrutar solo parcialmente, y que ello requeriría el transporte a cargo del visitante a cada uno de los lugares en cuestión.... en fin, intentar dar la mejor respuesta posible ante un cliente que había sido descaradamente engañado. Y digo que es lo malo porque, ¿qué pensaríais vosotros si os desplazáis hasta cientos de kilómetros de vuestra casa buscando un disfrute turístico que alguien os ha vendido, y luego resulta que no existe?. Mal, ¿verdad?.
Tranquilos que todo puede ir a peor. Sí, porque esto sucedió cuando el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, acudió a Fitur (una de las más importantes ferias de muestras turísticas del mundo) a presentar la grandiosa oferta turística andaluza, compuesta en aquella edición de 2002, entre otras cosas, por algo de Jaén llamado "Viaje al tiempo de los íberos". La idea era aprovechar los diferentes yacimientos de esta época que hay en la provincia para que el viajero los recorriera a modo de viaje en el tiempo, disfrutando de los centros de interpretación que los conformaban, y concluyendo en la etapa estrella del tour: un gran museo íbero en la capital.
Todo estaría muy bien si no fuera porque lo único que había entonces eran los yacimientos, y en lugar de centros de interpretación lo que se podía encontrar el turista, con suerte, era una especie de casetilla de obra en la que era imposible entrar porque la chapa de su construcción propiciaba temperaturas extremas tanto por arriba como por abajo. Y el colmo era que el gran museo final no estaba ni empezado a construir.
Chaves acudió a Fitur, entre otras cosas, con los folletos que se habían elaborado para promocionar el viaje, aunque éste no existiera.
Mañana empieza Fitur 2014. ¿Sabéis cuál es uno de los dos principales productos turísticos que va a utilizar la provincia de Jaén para intentar atraer turistas?. Efectivamente, el "Viaje al tiempo de los íberos" que está más o menos como estaba en aquel cercano año 2002 con el que empezábamos esta historia.
¿Qué puede pensar y hacer un turista engañado, sobre todo cuando se ha gastado ya una pasta para disfrutar de algo que no existe?. 
Pues eso.

sábado, 18 de enero de 2014

Cumpleaños no feliz

Hay por ahí un dicho popular que indica que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Y eso es lo que parece haberle pasado al "Plan Activa Jaén Siglo XXI". Ayer, 17 de enero, fue su cumpleaños, y no se acordó ni el Tato. 
Sí, sí. Tal día como ayer pero del año 2006 el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, venía a Jaén para presentar ese huracán de aire fresco y millones de euros que iba a dar un impulso a la provincia que no la iba a conocer ni la madre que la parió. Por supuesto, no son palabras textuales de Zapatero, pero la sustancia de lo dicho sí que es idéntica a esto que os digo.
Sabéis que yo fui uno de los más incrédulos del planeta con este plan. Entonces pensé que era el "Timo Jaén Siglo XXI", y aún hoy sigo creyéndolo. Y creo, como dice la sabiduría popular, que el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio porque, pese a ser el cumpleaños de un evento tan importante, no he visto por ningún lado que nadie se acuerde de él, ni siquiera por casualidad. O se han acordado, pero han preferido no removerlo porque igual les da algo de apuro que aquello que se vendió tan a bombo y platillo resultó finalmente un fiasco. Creo que tanto silencio así lo indica, o al menos a mí me lleva a esa deducción.
Cumpleaños Infeliz, por tanto. A mí no se me olvida. No os preocupéis que cada año os lo recordaré, y volveré a hacer la pregunta que tantas veces hice en su día, y que nadie me contestó. Ahí va: ¿Los miles de millones de euros que se dijo se iban a invertir eran los mismos que ya se venían invirtiendo en Jaén pero a partir de ese momento bajo el epígrafe del Plan? ¿O por el contrario era un plus, un extra a sumar al dinero que ya venía invirtiendo?.
Sigo esperando la respuesta. Y ahora, pasados los años, seguro que se puede argumentar con los presupuestos de antes, de durante, y de después del Timo, perdón, del Plan.
¡¡¡Infelicidades!!!

jueves, 16 de enero de 2014

Memoria no me falta

Estos últimos días en los que se ha hablado tanto de ese veto a varios periodistas/medios de comunicación españoles en la visita de Rajoy a Obama he sentido un cierto cosquilleo en el estómago. 
Así ha sido por el hecho de que me acordaba -difícil que se me olvide- de que llegaba el día de hoy: 16 de enero. No lo digo por la San Antón, sino porque tal día como hoy pero hace once años (es decir, en 2003) viví uno de los momentos más "exóticos" que me ha tocado protagonizar desde que soy periodista. Fue el 16 de enero del año 2003 cuando el entonces candidato del PSOE de la capital a la alcaldía, Marcos Gutiérrez Melgarejo, me echó de una rueda de prensa que había convocado pero a la que, al parecer, el medio en el que yo trabajaba (y aún hoy sigo haciéndolo), Ondajaén RTV, no era bienvenido.
No lo hizo directamente, sino a través de su entonces responsable de prensa, quien creo que también pasó un mal rato la pobre Isabel. Pero lo cierto es que tanto un servidor como mi compañero Cristóbal (operador de cámara) tuvimos que marcharnos porque así lo quiso quien convocó la rueda de prensa.
Triste episodio en el currículum de aquel presunto demócrata, y triste episodio para la profesión en la provincia de Jaén porque fueron pocos, muy pocos, quienes alzaron su voz contra aquel acto..... (mejor dejo que lo califiquéis vosotros mismos).
Once años, once de aquel derroche democrático. Lo mejor es que después de perder las elecciones, mi poco amable anfitrión pasó a ocupar una plaza en el Consejo del Reino de Chaves. ¡¡Ahí es nada!!.
Espero que le fuera mejor.
P.D. Quien olvida su pasado está condenado a repetirlo.

domingo, 5 de enero de 2014

Aquí, un aspirante a cientounero

Esta mañana he hecho efectiva mi inscripción a los 101 kilómetros de Ronda. Sí, sí, correr a pie 101 kms. ¡Qué barbaridad!, ¿verdad?.
Siempre me pareció de locos hacer una cosa así, pero también me ocurrió con la maratón (42,195 kms), y ya llevo ocho. Pues ahora ya tengo mi plaza para el reto deportivo más importante que he afrontado en mi vida.
Ya habrá tiempo de planificar el entrenamiento, las zapatillas, ropa, material necesario, estrategia de carrera, etc, etc, etc. Ahora mi objetivo es no pensar demasiado en lo que tengo por delante porque si cuando concluyo un maratón estoy medio muerto, en Ronda deberé acabar un maratón, un segundo maratón, y de postre una media maratón. ¡De locos!.
Conseguir el dorsal ya ha sido un éxito. Ahora habrá que ilusionarse con los preparativos del gran día, y después a intentar acabar; porque ese es el objetivo: llegar a la meta dentro de las 24 horas que la organización (la Legión) da de plazo a los participantes.
Aquí, un cientounero, o mejor dicho, un aspirante. La suerte está echada. 

miércoles, 1 de enero de 2014

¿Quiénes son los marcianos?

Siempre he sido seguidor de Javier Sardá, de ahí que cuando alguien me habló de un libro titulado Crónicas Marcianas, no me resultó extraño. Sí me pareció raro que la iniciativa de un regalo así llegara de parte de Cristina. ¿La misma que me sorprendió con libros como El lobo estepario o Las voces del desierto...?.
A priori no me cuadraba, pero todo me fue más normal cuando tuve en mis manos el pequeño ejemplar. Se titulaba Crónicas Marcianas (Minotauro. Barcelona. 2013. Octava edición. 262 pgs) pero su autor no era Sardá ni se trataba de una especie de memorias televisivas o algo así. Ni por asomo. Libro escrito por -un desconocido para mí- Ray Bradbury que, como os podéis imaginar, nada más que por el título, ya me tenía ganado como lector. Ahora tenía que hacerlo página por página. Y la verdad es que lo consiguió pronto, con solo leer la contraportada y saber su argumento: la colonización del planeta Marte por parte de los humanos.
¿Habéis imaginado alguna vez cómo podría ser algo así?. Hoy igual lo tenemos más fácil, pero la primera edición de The Martian Chronicles (título original) es del año 1946. Se trata, por tanto, de un libro encuadrado dentro de la temática de ciencia ficción, pero yo iría más allá; quizá no estaría mal ubicado en una estantería del esperpento.
Bradbury sitúa la acción en el lejano año de 1999 (recuerdo que él escribe en 1946), y a partir de ahí nos va ofreciendo numerosas perspectivas de cómo puede ser esa colonización del planeta rojo por parte de una humanidad que es especialista en cargárselo todo. Historias que a priori me parecen absurdas, sin demasiado sentido, ¿escritas algunas por un niño y para un niño?, con argumentos imposibles, increíbles... claro, es que estamos ante un libro de ciencia ficción.
Historias ordenadas cronológicamente pero sin aparente conexión entre ellas, quizá incluso mal compuestas, historias locas, pero que al final, cuando realizas una visión general del libro te das cuenta de que lo que parece una cosa es realmente todo lo contrario.
¿Estamos realmente ante ciencia ficción o ante un acercamiento, íntimo en ocasiones, a esta loca humanidad del año 1946, pero que no es muy diferente de la de 2014?.
Una última cuestión: ¿quiénes son los marcianos?.